Sobre Mí
Durante más de 15 años me desempeñé como comunicadora institucional y en ámbitos de política gubernamental.
Pero la curiosidad y avidez por nuevas distinciones me acercó al apasionante mundo del desarrollo personal. Me formé como coach ontológico, político y organizacional, y en Programación Neurolingüística.
Así nació Comfluir, acrónimo que surge de la unión de comunicar y fluir, una propuesta que resume todos estos aprendizajes para acompañar a personas como tú, que por incomodidad o temor evitan hablar frente a otros.
Todo comunica
Apasionada de la comunicación, estoy convencida de que todo comunica, que la vida sucede en y a través de la comunicación.
Bajo esa premisa, trabajar nuestra manera de comunicar es fundamental. En primera instancia, hacia adentro, con eso que nos contamos sobre nuestras posibilidades; para luego abordar la comunicación con otros.
Mi historia
Durante mi carrera profesional, me desempeñé haciendo preguntas y asistiendo a quienes debían dar respuestas. He sido redactora y editora web, por lo que he trabajado años en ese maravilloso pasaje entre la oralidad y la escritura. Escuchando discursos, entrevistas y exposiciones, para lograr una comunicación clara, precisa y concisa.
Como coach ontológica, además, desarrollé habilidades blandas vinculadas al desarrollo personal, que sumaron a mi crecimiento (personal y profesional), y que luego me sirvieron para acompañar a otros.
Los puntos se unen
Haciendo uso de ese ejercicio que bien describía Steve Jobs, de mirar hacia atrás y ver cómo los puntos se unen, creo que ese camino de experiencias azarosas por distintas áreas me permitió acumular las herramientas que hoy dispongo para ayudar a personas como tu, que quieran destacar sacando ese comunicador potencial que todos llevamos dentro.
Mi método
Proa Impacta es el resultado de años de trabajo y estudio, analizando qué es lo que hace que unas personas detenten toda la atención de quien las escucha y que otras, con discursos sobre temáticas muy interesantes, no lo logren.
También surge de observar la tensión en profesionales muy formados, que a pesar de ser expertos en su temáticas, denotan incomodidad y pierden el foco del mensaje.
La regla de Mehrabian (Albert, 1967) sostiene que en una conversación de índole emocional, sólo un 7% del mensaje que recibe el interlocutor corresponde a las palabras o aspectos verbales, mientras el 93% restante corresponde a lenguaje no verbal.
Desde mi experiencia, creo que toda conversación conjuga emociones, con lo cual, muchas veces la necesidad de trabajar el “cómo lo vamos a decir” resulta más importante que el contenido.
La buena noticia es que existen herramientas para trabajar en esa tensión que no nos permite fluir, y que decanta nuestra expresión parte no verbal. Con entrenamiento y recursos que hacen a la excelencia, tu puedes ser uno de esos oradores que parece que nacieron arriba de un escenario.
Mi propuesta comienza con un trabajo interno, revisando esa conversación que no te permite ser auténtico, porque cuando no eres tú quien habla, se nota.
Vamos a combinar teoría y práctica. Entrenamiento con mucho feedback, para lograr un crecimiento sostenible en el tiempo.
A través del método Proa Impacta para comunicar desde el disfrute; Salto de Proa con distinciones de oratoria, coaching y comunicación no verbal; y Proa Exprés con sesiones de feedback.